martes, 28 de agosto de 2012

¿Qué tanto pinta el rojo? Los homicidios en México

El pasado 20 de agosto, el INEGI (el instituto nacional de estadística) informó  que se registraron 27 mil 199 homicidios en México durante 2011. Esos presuntos homicidios son registrados en  las oficinas del Registro Civil y las agencias del Ministerio Público y, junto a los accidentes y suicidios, forman parte de las muertes violentas que suceden en todo el país.

La noticia fue el tema de los medios los siguientes días. Los menos prefirieron coincidir con el boletín de prensa del INEGI que resaltó, contra su costumbre de presentar los datos sin interpretaciones explicitas, que para el caso de Chihuahua “…se observa una reducción de un 30 por ciento respecto al indicador observado en el 2010”.


En cambio, en un absurdo manejo de la lógica básica, el Gobernador de Chihuahua y el Secretario de Seguridad de Sinaloa, dos de las entidades con los mayores índices de homicidios, cuestionaron la cantidad de homicidios que se publicó, pero afirmaron que coinciden con el INEGI en que hay una tendencia descendente en esos totales.



A la complejidad del análisis de esta información se le sumó lo que cada uno interpretó o quiso entender como “homicidios reportados”. Mientras el INEGI se refería a  “defunciones accidentales y violentas”, La Jornada cuestionaba que esas cifras no concuerdan con los datos oficiales de 11 mil 890 personas asesinadas por “presunta rivalidad delincuencial o en enfrentamientos entre autoridades y grupos criminales”.  y Luis de la Barreda Solórzano asumió que los datos se refieren sólo a los homicidios intencionados.

Además de la tragedia nacional que implica la magnitud y rápido crecimiento de los asesinatos, este caso nos permite revisar la complejidad de presentar y analizar información estadística de varios años, desglosada geográficamente y originada en el compendio de registros administrativos.

Veamos la primer parte de este problema. Para el caso de México, suponiendo la opción de una gráfica de líneas, lo que se destacaría son los estados con el índice de homicidios más altos en  los siete años recientes: Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Durango y Nayarit. Las líneas del resto de los estados son un trama abigarrada, más compleja de desenmarañar que el estambre testereado por un gato y poco nos pueden decir sobre su dimensión y dinámica. 

Por eso, no es raro que la conclusión del INEGI, que además de querer contribuir al discurso oficial de que está funcionando la estrategia federal contra el crimen organizado, resalte la fuerte reducción en el número de homicidios registrados en Chihuahua en el último año. Pues en estos gráficos sólo se puede resaltar algunos casos, los que tiene los máximos valores. 

¿Pero cómo tener una visión global de lo que pasa nacionalmente, sin perder la especificidad de cada estado? En primer lugar, asumiendo una perspectiva de largo plazo en el análisis de los datos recientes. Esa perspectiva, si la serie es suficientemente prolongada, permitirá conocer si el fenómeno tiene algún tipo de ciclo y, en su caso, a que fase de este corresponden los datos más recientes

En segundo lugar, recurriendo a formas novedosas para analizar y presentar la información. Una de esas posibilidades es evitar el uso de gráficos y recurrir a los formatos condicionales que brinda el Excel, que puede colorear los valores de una tabla a partir de tres colores que definen los rangos bajos, medios y altos de una escala. Para el caso que nos atañe, optamos por una graduación que imita las escalas de la temperatura de cualquier cuerpo, desde el azul, hasta el rojo, pasando por el blanco. 

El resultado es el siguiente:

Como toda ilustración, estas forma de presentar los datos puede afirmar cosas muy distintas, dependiendo de la intencionalidad de sus autores y lo que se quiere resaltar u ocultar . Esto se reflejará en opciones de diseño, que para este caso pasa por definir los límites de los rangos y los colores y tonos elegidos. Para este caso, como en la diversidad de temáticas a revisar en este blog, asumimos que toda representación o ilustración tienen y debe tener una  intencionalidad . 

Para este gráfico se utiliza como valor medio (color blanco) el menor valor registrado nacionalmente (8.30 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2007), como límite inferior (color azul) el menor valor estatal (1.79 en 2010 para Yucatán) y como límite superior (color rojo) cinco veces el valor medio (41.48).

 Como se ve, cuando el índice supera los 41 homicidios, el dato aparecerá en rojo. Incluso, como en el caso de Chihuahua, cuando su valor bajó de 184 a 131, seguirá marcado con ese color en su tono más intenso. De esta manera, se establece y se parte de la idea de que hay un techo a partir del cual se asume que la situación de inseguridad es muy grave; pues supera una tendencia histórica y los promedios nacionales. Pero sobre todo, se asume que a partir de determinado valor este índice está en contra de las condiciones mínimas de convivencia y seguridad a la que tiene derecho toda población.

De la tabla se pueden inferir varias cosas, anotemos algunas:

  • El índice nacional de homicidios es el mayor de los últimos 20 años.
  • A partir de una reducción continua del índice nacional, desde 1995, en los últimos cuatro años casi se triplicó su valor.
  • Existen importantes desviaciones entre los índices estatales y el promedio nacional. Pero en 2011 esas desviaciones son más acentuadas que al inicio de los años noventa, por lo que los homicidios se concentran en menos estados pero estos tienen índices más elevados.
  • Algunos estados han permanecido en esas dos décadas con los índices más bajos de toda la República (Yucatán, Aguascalientes, Baja California Sur)
  • El mayor deterioro del índice lo registra Nuevo León, pues en 1990 tenia el menor índice de todo el país.
  • Varios de los estados del pacífico (incluyendo Durango), con altos índices en los años 90’s siguen teniendo los mayores índices en el 2011. Sin embargo, pareciera que hay un cambio en el origen de violencia que provoca esos homicidios y en su ubicación, ahora trasladados y concentrados en los espacios urbanos.
  • En contraste, Oaxaca tiene un índice que apenas llega a la mitad de lo que registró en 1990 y está ahora por debajo del promedio nacional.
  • Para sorpresa, el índice de homicidios de Michoacán también esta por abajo del promedio, mientras Nayarit, muy lejano de las ocho columnas de los diarios, es el quinto estado con el mayor índice de muertos por esta causa.
  • En los estados en que ha despuntado el índice de homicidios, esto también ha implicado un crecimiento significativo en e número de mujeres afectadas. El caso más grave, es el de Chihuahua.
  • Durante los noventas y algunos años del inicio del siglo XXI, Oaxaca, Guerrero, Chihuahua y el Estado de México, eran las entidades con los índices más altos de homicidios contra mujeres. El caso más grave era el Estado de México.
  • Contra el lugar común. Antes de que Peña Nieto gobernara ese estado, el índice se había reducido a la mitad, acompañando la tendencia nacional. Durante el gobierno de Peña el índice bajo un poco más y la entidad se encontraba, para el 2010, por abajo del promedio nacional, más por el crecimiento del índice nacional que por una sorprendente evolución de índice estatal. 

Todas estas conclusiones son sobre el número total de homicidios, sin diferenciar los imprudenciales de los intencionales. Por eso, una cuestión central es hasta donde estas cifras permiten inferir la evolución de los homicidios intencionales y de estos, los provocados por la “rivalidad delincuencial o en enfrentamientos entre autoridades y grupos criminales”.

Pero antes de tejer sobre esas distinciones, hay que tomar en cuenta la segunda dificultad en el análisis, el que estos datos derivan de la integración de registros administrativos. Estos registros provienen de los Ministerios Públicos y el registro civil, en los cuales, se debe presumir que una muerte es violenta o no, para después suponer que se trata de un presunto homicidio, accidente o suicidio. Incluso, cuando el medico legista o cualquier otro funcionario que realiza esa evaluación considera no tener los elementos para hacer tal distinción, puede registrar la muerte como violenta, pero sin conocer el origen. De esta manera, la cifra de homicidios puede ser subestimada al registrar algunos casos como accidentes, suicidios o “se ignora”.

Suponemos que el número de homicidios imprudenciales, originados en una diversidad de situaciones, especialmente accidentes de tránsito y trabajo, se deben mantener más o menos constantes en períodos cortos (Así ocurre con los accidentes mortales no clasificados como homicidios). Por esa razón, y asumiendo que los “errores” de clasificación de las defunciones se mantengan constante; para periodos relativamente breves, de rápido crecimiento de esta tasa, se puede asumir que la evolución del índice de homicidios responde al cambio en el número de homicidios intencionales.

A partir de esa idea, y tomando en cuenta que por cada dos homicidios dolosos hay uno culposo, (Ver las Estadísticas Judiciales en Materia Penal) el crecimiento del índice de homicidios fue cercano al 190% y el de los homicidios intencionales de 280% en el último cuatrienio.


Pero distinguir de los homicidios cuáles están vinculados con el crimen organizado y cuáles responder a una violencia social cotidiana, desorganizada, es más complejo y no se puede intuir a partir de la estadísticas que ahora comentamos. Tan sólo se puede suponer que la evolución en el número de homicidios originados en estas dos causas puede tener dinámicas semejantes.

Sin embargo, hemos planteado que puede haber una subestimación del índice de homicidios. Por ejemplo, en el 2010, Durango tenía un índice de 67 homicidios por cada 100,000 habitantes de la entidad, pero al mismo tiempo su índice de “se ignora” la causa de la muerte violenta llegaba a 13.3. Si el crecimiento de este último índice correspondiera en su mayoría a homicidios, este fue en realidad el segundo estado con el índice más alto de homicidios en ese año.

Para el último cuatrienio, Guerrero, Chihuahua y Coahuila presenta un crecimiento simultáneo de su índice de homicidios y de los casos en que se ignora si fue homicidio u otro tipo de muerte violenta.

Durante los años 90's, los altos índices de muertes violentas, bajo la categoría de "se ignora", de los estados de Michoacán, Veracruz, Tabasco y el Distrito Federal nos hacen presuponer que los indices reportados de homicidios y de otras muertes violentas, estaban subestimadas. En casos extremos, como Tabasco, en algunos años fue mayor el indice de "se ignora" que el de homicidios.


Para concluir, un breve punteo sobre los homicidios contra mujeres. 
  • En los estados en que ha despuntado el índice de homicidios, esto también ha implicado un crecimiento significativo en e número de mujeres afectadas. El caso más grave, es el de Chihuahua.
  • Durante los noventas y algunos años del inicio del siglo XXI, Oaxaca, Guerrero, Chihuahua y el Estado de México, eran las entidades con los índices más altos de homicidios contra mujeres. El caso más grave era el Estado de México.
  • Contra el lugar común. Antes de que Peña Nieto gobernara ese estado, el índice se había reducido a la mitad, acompañando la tendencia nacional. Durante el gobierno de Peña el índice bajó un poco más y la entidad se encontraba, para el 2010, por abajo del promedio nacional, más por el crecimiento del índice nacional que por una sorprendente evolución de índice estatal.

jueves, 16 de agosto de 2012

¿Cómo se conforman las preferencias electorales?

Cuarenta  y tantos días después de la votación para elegir al Presidente de México, el proceso no ha concluido. De los principales temas del debate posterior al 1 de julio; las encuestas y la compra de votos, las opiniones van desde la preocupación o seguridad de que puedan modificar las intenciones de voto con estos medios o la rotunda negación de que eso pueda ocurrir. 

No intentaré zanjar esa cuestión, tan sólo señalo que los involucrados, al gastan millones de pesos en encuestas y “presentes” actúan como si eso sí fuera posible.

Anotaré, en cambio, un hecho peculiar en la conformación de las preferencias electorales en los distritos electorales urbanos. Pero antes, cuento los antecedentes.

Como muchos, traté de analizar los datos proporcionada por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Con todo y casillas faltantes, inconsistencias y datos no capturados por ilegibilidad de los datos escritos en las actas electorales. Procuré encontrar un método de graficar toda la información disponible; sin perder los detalles de la misma y, si fuera posible, evidencias de las inconsistencias en el recuento de votos. 

A lo que llegué fue a esto: a un gráfico que ilustra la preferencia electoral entre tres candidatos (Ver el ejemplo de la derecha). Tiene la forma de un triángulo rectángulo, pues en su superficie se ubica cualquier combinación posible de distribución, entre tres candidatos, de la votación efectiva de una casilla, sección o distrito electoral.

Incluir a otro candidato o los votos anulados o sufragados por candidatos sin registro, complicaría el gráfico y su interpretación.

En este caso, cada punto rojo corresponde a una sección electoral y su ubicación en el área del triángulo depende del porcentaje de los votos totales que recibió cada uno de los tres contendientes. De esta manera, la ubicación de la sección muestra quién ganó en esa sección la votación y la ventaja que obtuvo sobre los otros dos.

Esquemáticamente, en los triángulos cercanos a cada vértice se ubicarán las secciones ganadas con más del 50% de los votos por algún candidato (gráfico de la derecha) . En el vértice de la derecha, de color rojo, donde obtuvo la mayoría absoluta Enrique Peña Nieto (EPN), en el superior, de amarillo, las ganadas por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y en el tercero, de azul, las de Josefina Vázquez Mota (JVM). Mientras mas cercano se encuentra una sección de alguno de los vértices más cercano estuvo de acaparar la totalidad de los votos efectivos.

En contraste, en el punto central del triángulo se ubicaran las secciones en que lleguen a empatar los tres contendientes. Los triángulos con tonos pastel indican que la sección la ganó uno de ellos, pero sin superar la mitad de la votación.

En el ejemplo del Distrito electoral 1, de Nayarit, se distingue que la mayoría de las secciones las ganó EPN, incluso con una mayoría absoluta y que su principal contendiente fue AMLO, pues la mayoría de las secciones se ubican en el lado del triángulo que une los vértices de AMLO y EPN.

Con eses antecedentes revisaremos los distritos del Estado de México. A primera vista salta que existen dos modelos de como resultan las gráficas de los resultados electorales por sección: los semejantes al comentado y los registrados en municipios urbanos.


En distritos electorales exclusivamente urbanos, las resultados porcentuales para cada candidato, en las diversas secciones, son muy semejantes y, por tanto, los puntos se concentran en una zona muy acotada del gráfico. En los casos extremos la votación de un candidato, oscilará no más de 15 puntos porcentuales, por ejemplo entre el 30 y el 45% de los votos totales. Llamaremos a esta zona, en carencia de un mejor término, Zona de Atracción de las Preferencias Electorales (ZA).

Anotemos algunas características que parecen presentarse en estas ZA de la elección presidencial:
  • Las ZA de un municipio urbano tienden a mostrar una ubicación  y extensión similar, a pesar de que el municipio esté dividido en dos o más distritos electorales; como ocurre en el Estado de México, en los distritos electorales de Ecatepec (10, 11, 13, 16 y 17) o Nezahualcóyotl (20, 29, 30 y 31).
  • Si los distritos incluyen dos zonas urbanas relativamente separadas en lo geográfico, algo relativamente raro, la tendencia será el contar con dos ZA claramente diferenciadas, como ocurre en el distrito 21 de Naucalpan.
  • Cuando uno de los postulantes nació o radica en un distrito o estado, las preferencias electorales se vuelcan sobre ese candidato. Son los casos del distrito electoral 2 del Estado de México (Atlacomulco) o de los resultados en todo el estado de Tabasco. Entre los muchos factores que pueden incidir en este fenómeno está la simpatía con su paisano y las expectativas de recibir una atención especial en caso de que resulte ganador ese personaje. Como caso curioso, se debe apuntar que con JVM no ocurrió tal fenómeno (Por cierto, ¿alguien recuerda dónde nació JVM?).
  • La formación de las ZA parece depender de que sus habitantes radiquen en un sola gran comunidad urbana. 
  • En contraste, cuando los distritos electorales están conformados por varios municipios o contienen varias localidades urbanas o una multiplicidad de localidades rurales, no se conforman ZA. En lugar de esas zonas continuas y acotadas de concentración de las preferencias electorales, se tendrán zonas con un trazo similar al que deja un aerógrafo.
De los puntos anteriores, suponemos que el compartir expectativas, condiciones de vida y convivencia en un territorio único y bajo un mismo gobierno local permiten que la votación registrada por sección electoral se concentre en una ZA. Sin embargo, este es el contexto en que se da la conformación de una Zona de Atracción de las Preferencias Electorales, pero no explica en sí el mecanismo de su conformación.

A pesar del titulo de esta nota, sólo podemos apuntar algunas ideas generales sobre el tema. Veamos algunas de ellas:


  • Supongo que los mecanismos comunitarios de comunicación deben jugar algún papel en este proceso, para que cada una de las secciones de un distrito sea una muestra bastante representativa de las preferencias en todo el municipio. Esto sería un aspecto peculiar del asunto, pues son precisamente esas poblaciones urbanas donde se generan las ZA, las de mayor acceso a medios de comunicación masiva diferentes a la televisión abierta y a fuentes informativas y de opinión más allá de lo local.
  • En la gran mayoría de los distritos donde se presentan las ZA, la batalla entre los tres candidatos principales  se reduce a una disputa entre dos. El tercer candidato, JVM en la mayoría de los casos del Estado de México, se resignará con el voto duro de sus fieles simpatizantes. El segundo candidato se beneficiará de ser el receptor del voto de rechazo al candidato priísta. Este ejercicio del voto útil debe contribuir a la conformación de las ZA. (En estos casos las ZA tienen una forma alargada, paralela a uno de los lados, como el distrito 38 de Texcoco). 

Sin embargo, es conocido que los partidos con mayor arraigo en el estado o la región pueden diferir de los que nacionalmente son mayoritarios o que aparecen con más posibilidades de ganar. Factores históricos, de composición social de los distritos y regiones y orientación de los líderes naturales influyen, entre otras razones, en las preferencias locales hacia los candidatos a la presidencia de la república.

  • Por esta razón, en una parte del histórico bastión panista del "cinturón azul" (Tlalnepantla y Naucalpan) la lectura local fue que la principal contendiente de EPN era JVM.
Como divertimento y catalizador de hipótesis, dejamos los gráficos del Distrito Federal (ganado ampliamente por AMLO) y de Veracruz (con ligera ventaja de (JVM). Notarán en el caso del DGF que las secciones ganadas por EPN no pasan de una centena y en Veracuz el gran peso del voto rural en las preferencias totales de EPN.

P.D. Por cierto, el gráfico permite detectar algunas inconsistencias muy evidentes en los datos capturados en el PREP.




martes, 14 de agosto de 2012

Bienvenida


Abordaré en este blog diversas temáticas de las ciencias sociales, especialmente las vinculadas con el mundo laboral, desde la interpretación y representación de la información cuantitativa. Trataré de aportar puntos de vista interesantes de cómo representar la información, de divertirme cuestionando como lo hacen otros y, en el mejor de los casos, dejando algunas preguntas interesantes para fortalecer las incertidumbres colectivas y personales.

Con la absoluta libertad que da el escribir en este blog cuando se pueda, saltaremos de tema en tema según nos provoque la coyuntura.

¡Bienvenidos!